Yo que vivo en ambas partes, he probado una especie de cada plato, pero sin dudarlo ni un solo segundo escogería todo aquello que me da mi pueblo.
Vivo en Valencia 5 días de 7 que tiene la semana por lo que práctica mente vivo en ciudad más que en pueblo, pero todos los viernes o sábados al coger el tren o el autobús....
Podemos haber unas 40 personas dentro de un autobús y cuando llegamos al puerto de Albaida, empiezan a rodearnos las majestuosas montañas, en la bajada hacia muro las montañas empiezan a despejarse para mostrarnos ese precioso paisaje, en esos momentos las 40 personas que nos encontramos en el interior del autobús giramos nuestras cabezas a la izquierda admirando ese paisaje que nos muestran nuestros ojos, a lo lejos el pantano de Benarrés, o el torreón que corona la montaña, que como un faro en plena noche, nos indica que estamos llegando al destino, adornando el paisaje se muestran un conjunto de casas, pero para nada afectan a aquello que les rodean, todo lo contrario que ocurre en la ciudad, pues a diferencia una de otra, la ciudad a destrozado por completo toda hierba verde que podría haber existido, ahora solo nos podemos deleitar con unos jardines que se encuentran justo en mitad de toda continuación, es decir adornando las carreteras, en cambio un pueblo siempre esta rodeado de ella.
Siempre vivimos intensamente las cuatro estaciones, en invierno, vemos las montañas y las calles de un precioso color perla, por lo que a pesar de que en esta época del año los árboles esten pelados y no hayan flores, podemos disfrutar de otra forma muy diferente sin dejar de maravillarnos con nuestro paisaje.
Porque hay cosas que una ciudad por muy grande que sea no puede tener.
