martes, 1 de diciembre de 2009

Infancia, cuántos añoramos esa dulce ignorancia de la vida, cuando nos escondíamos en las faldas de nuestras madres cada vez que teníamos miedo, que bonito era tener una pesadilla y poder corretear por el pasillo de casa a oscuras hasta llegar a la habitación de tus padres y abrazarlos porque sabias que mientras los tenias cerca nada malo iba pasar. Sabias que con una simple pataleta o un rato de lloreteo ibas a conseguir todo, porque ellos siempre te han mimado.

Siempre hemos necesitado ir cogidos de las manos de nuestros padres, pues ellos han sido nuestro escudo inquebrantable y que toda nuestra vida se han preocupado por nosotros, dándonos siempre lo mejor y haciéndonos siempre felices.

Pero en la vida llega un momento que la mano de nuestros padres se desliza tan delicada mente que apenas nos damos cuenta que la hemos soltado, es en ese momento cuando ya no nos vale una pataleta un lloreteo para conseguir lo que queremos sino que debemos a aprender a conseguir las cosas por nosotros mismos.
Pero ellos siempre han pensado por nosotros, saben que lo mejor es que empecemos a andar solos por los caminos de nuestra vida. Que creemos nuestra propia fortaleza, que no tengamos que depender de nadie y que nunca puedan traspasar, pero no es así, por mucho que nos hayan querido proteger o por muy fuerte que creemos nuestra barrera siempre habrá alguien que la pueda traspasar y en ese momento nuestras defensas serán inmunes a todo tipo de ataques, pero esto simplemente forma parte de la vida pues quizá si no cayéramos nunca aprenderíamos a levantarnos, e incluso que con las experiencias que nos da la vida podamos hacernos mucho más fuertes.
Pero hay algo que no podemos negar, alguna vez lloraremos por alguien a quien hemos amado y se ha marchado de nuestras vida, alguna vez nos sentiremos tristes, porque eso es vivir, el sentir es tener vida, es grabar nuestro camino, dejando cada huella por los lugares por donde pasamos, pero siempre hay que vivir dejando aquellos lugares atrás y mirando siempre hacia delante, pues los pasados nunca fueron buenos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario